DANZÉNICA: UN ESPEJO DE LA DIVERSIDAD CREATIVA

UNA MIRADA SOBRE EL FESTIVAL DANZÉNICA - VII VERSIÓN  

Septiembre nos trajo la oportunidad de celebrar, una vez más, la danza con el Festival DANZÉNICA, que año a año se realiza en la ciudad de La Paz, en el Teatro “Alberto Saavedra Pérez”, impulsado por Sylvia Fernández, coreógrafa, gestora y curadora del mismo.
En su VII versión se presentaron, del 13 al 16 de septiembre del año en curso, propuestas de muy alto nivel, como en las anteriores versiones, destacándose una rica diversidad, con obras desde las más conceptuales y abstractas, pasando por aquellas intimistas, hasta otras con contenido social, con una variedad también de niveles, estilos, lenguajes, uso de técnicas y recursos.
El gran valor que se destaca de DANZÉNICA es la posibilidad que brinda, tanto al público, a los amates de este arte, a críticos, como a quienes practican este arte, de exponer nuevas estéticas, lenguajes y contenidos en lo que a danza contemporánea se refiere.
A modo de recuento, señalamos que estuvieron presentes artistas de la danza de Argentina, Bolivia, Brasil, Colombia, España y Francia, con dúos, solos, cuartetos y colectivos.  
En un Festival se puede apreciar la diversidad, más dentro de esa diversidad, es posible también destacar algunas obras que tuvieron mayor fuerza que otras. En ese sentido a continuación, me he permitido desarrollar algunas reflexiones e impresiones personales sobre las mismas.

LO MÁS DESTACADO DEL FESTIVAL

Daniel Abreu, Premio Nacional de Danza en España (2014),  con “Cabeza” nos mostró un trabajo que lleva algunos años ya en la escena internacional, con lo cual se puede afirmar que se trata de una obra con suficiente madurez, la misma que ha transitado ya por varios escenarios, desde años pasados, por lo que se trata de una obra que se reinventa en casa oportunidad y en cada sitio donde se presenta. El espectador transita junto al coreógrafo y bailarín, por un proceso de transformación que va desde el dolor, que se expresa en movimientos rígidos, marcados por acentos fuertes donde nos deja entrever que se trata de un cuerpo que lucha, que sufre. La obra va transcurriendo hacia la liberación, donde el fuego está presente como elemento alquímico de transformación; imágenes oníricas se hacen aparecen y el sujeto va adentrándose en las profundidades de su ser, para encontrar al fin la paz, la calma después de la tormenta. Se trata pues, de una obra que expresa un camino interior, cargado de una profunda espiritualidad, la misma que es posible advertir, siempre y cuando el espectador sea capaz también de conectarse desde su propio ser, y si es capaz de leer los elementos simbólicos que Abreu utiliza. En ese momento, el diálogo entre espectador, coreógrafo e intérprete puede acontecer como un hecho cargado de magia.
Asistimos pues a un trabajo serio y bien meditado. Esta cualidad por cierto, se dejó ver claramente, destacándose una exquisita calidad estética, donde cada detalle y cada imagen son el resultado de un proceso de construcción y estudio, así como cada uno de los movimientos ejecutados por Abreu, coreógrafo e intérprete, quien exhibió además un alto dominio técnico. La Cía. Daniel Abreu, fundada en 2004, figura como una de las más destacadas en el ámbito danzario de España, con lo cual el hecho de haber podido contar con su presencia ha sido por cierto una señal de que DANZÉNICA es un espacio que acoge a artistas de talla mundial.
Fotografía: J. Robisco y G. Calonge. Daniel Abreu,  en una de sus mágicas imágenes.
De otro lado, el dúo compuesto por Candelaria Antelo y Arthur Bernard Bazin, que conforman la Cia. HUR y CAN, con la obra “Je te Haime/Te odiero”, estrenada en 2013, al igual que Abreu, nos mostraron también madurez, una obra muy bien ejecutada por este dúo que en Europa ha recibido algunos lauros, justamente por tratarse de un trabajo, que además de fresco, toca un tema tan humano como cotidiano (las relaciones de pareja, la química de los encuentros y lo inevitable de los desencuentros). Dotados de un sutil sentido del humor –un elemento difícil de lograr en cualquier género– los intérpretes y creadores de la obra, nos permitieron alcanzar un pleno disfrute, el mismo que se completó con su gran calidad técnica e interpretativa, en una pieza donde la coordinación de los cuerpos, cuyos movimientos acrobáticos, de gran agilidad y expresividad, con un magistral manejo del peso corporal y el contacto, herramientas utilizadas con la destreza que caracteriza a artistas de un gran nivel profesional.
Fotografía: Tomado de la página web de Hurycan Productions. Candelaria Antelo y Arthur Bernard Bazín.
En tercer lugar, se contó con la presencia de otro artista singular, quien nos entregó, sin medir ni un milímetro su capacidad de entrega, dos obras con un alto contenido de dramatismo, nos referimos a Marcos Abranches, bailarín y coreógrafo de Brasil quien presentó “Canto dos Malditos” y “Cuerpo sobre tela” (este último presentado a un reducido público, en el centro cultural Utópica). La participación de este artista, sin lugar a dudas, fue muy especial, pues su propuesta traspasa todos los límites de la noción convencional de belleza, entre otras cosas, permitiéndonos expandir nuestra percepción y abriendo nuestra comprensión hacia una otra estética, conde se hace presente una calidad de movimientos y ritmos que obedecen a un cuerpo distinto al de cualquier otro bailarín. Abranches  desbordó los escenarios con su potente fuerza expresiva. En particular asistir y ser parte como espectadora de su propuesta “Cuerpo sobre tela”, fue una experiencia impactante y conmovedora por la autenticidad que nos transmitió el artista.
Fotografía: Juan Espinoza - Marcos Abranches en "Cuerpo sobre tela"
De Argentina, la Compañía de Danza Contemporánea IFA, con la obra “Dejar de Ser”, que se presentó al cierre del festival, dejó también su impronta en el Teatro Municipal “Alberto Saavedra Pérez”, por la gran fuerza de grupo que desplegaron los bailarines en escena, abordando una temática de contenido social que trajo a la memoria el dolor y la tragedia que vivieron y viven aún muchas madres de los desaparecidos durante la dictadura en Argentina.  Impregnando un fuerte dramatismo, desarrollaron la obra rompiendo los límites que separan al espectador y al intérprete, utilizando y recorriendo los espacios del teatro, a fin de generar mayor realismo.  Así, transmitieron fuertes emociones, buscando la empatía del espectador, recurrieron a una gran capacidad interpretativa, con canciones de Sui Generis y otras de la época, en un formato de danza-teatro, el grupo de bailarines logró conmover al público.
Fotografía: Juan Espinoza - Compañía de Danza Contemporánea IFA.
De Bolivia, en lo personal, destaco la participación de Camila Bilbao la Vieja con su obra “Sin Abrazos”, quien nos sorprendió gratamente por la calidad de su propuesta, la sobriedad y elegancia, permitiendo disfrutar de su puesta en escena, su calidad de movimientos, la coreografía, destacándose la presencia de recursos sencillos  y muy bien puestos, con algunas escenas de danza aérea, un buen diseño de iluminación y una banda sonora a cargo del compositor Bernardo Rosso.
Fotografía: Juan Espinoza - Camila Bilbao
Finalmente, ante la imposibilidad de referir cada una de las obras y compañías participantes, cada una de las cuales, por supuesto hicieron sus aportes con sus miradas y propuestas, cierro esta breve reseña, mencionando la participación de compañías de Bolivia, Colombia y Argentina, que nos dejaron el sabor dulce y sorprendente por lo diverso de lo humano y por lo tanto aquello que es la propia riqueza de la danza contemporánea, que esperamos a través de este Festival, continúe mostrándonos, en futuras versiones, las sendas que recorre en las diferentes latitudes, buscando siempre los mejores representantes.
Fotografía: Tomado de la página de Facebook de DANZÉNICA. En la foto, posan todos los participantes del festival, junto a Sylvia Fernández  (centro)


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