LA NUEVA DANZA, FRUTO DE MUJERES
En el Día Internacional de la Danza - 2018
Un homenaje a las pioneras
Isadora Duncan (Estados Unidos) |
La historia de la danza escénica, a nivel mundial, está marcada por mujeres. La gran revolución en el campo de
la danza, a inicio del siglo XX, ha sido impulsada por un
puñado de creadoras, y de ahí en adelante, muchas otras en varios países han
seguido sus pasos.
No es casual, que numerosos estudios feministas
hayan recogido, y reflexionado al respecto, pues en el
campo de la danza, como expresión corporal, por excelencia, y como
forma de comunicación no verbal, es donde las mujeres,
históricamente, han encontrado "un medio muy
importante de expresión y movilidad social", siendo
bailarinas y coreógrafas, mayoritariamente, quienes han
predominado en el "proceso de conformación de la cultura
dancística mundial", nos dice Margarita Tortejada, una investigadora mexicana que hizo un gran aporte a
la historia de la danza con esa mirada.
Pensar la danza como un
"medio de autoconocimiento", es una manera de entender el
por qué éste ha sido un espacio privilegiado de expresión para las mujeres. La
danza trasciende a la palabra. Es a través de este lenguaje no verbal, que
las mujeres, irrumpieron en la esfera pública, permitiéndoseles “romper con su reclusión
tradicional a la esfera privada y al silencio”, en los siglos pasados, nos dice Tortejada.
Las pioneras de la danza moderna transgredieron los discursos hegemónicos y patrones patriarcales que predominaban el quehacer
dancístico académico de los siglos XVIII y XIX. Empero,
también es importante señalar que en el campo del ballet en el siglo XIX - de
otra manera y con otras características- la figura de la mujer tuvo un importante protagonismo, con el
advenimiento del Romanticismo, un aspecto que abordaremos en otra entrega.
Martha Graham (Estados Unidos) |
Si bien
Isadora Duncan (1877-1927) es el nombre más difundido del movimiento
de la danza moderna, convirtiéndose en todo un ícono,
otras como Loie Fuller (1862-1928) antropóloga y coreógrafa fue también la precursora
del uso de efectos visuales escénicos; y junto a Ruth St. Denis (1879
-1968), fueron fundamentales. Más adelante Martha Graham (1894-1991) en Estados Unidos, creó una de las técnicas
modernas más difundidas en el mundo; Mary Wigman (1886-1973) en Europa, introdujo un lenguaje
dancístico orgánico; Doris Humphrey (1895-1958) incorporó y desarrolló la
técnica de control y abandonamiento del cuerpo. A ellas, se suma otra pocas
veces nombrada, Katherine Dunham (1909-2006) pionera de la danza moderna afro-americana.
Pina Bausch (1940 - 2009), más adelante, marcó un hito fundamental en el nuevo
lenguaje de la danza postmoderna o contemporánea.
Y en Latinoamérica, entre
las pioneras de la danza moderna, figuran la mexicana Guillermina Bravo (1920-2013) que en su país natal se caracterizó por hacer una danza con "identidad mexicana", aunque también exploró la danza abstracta. Paulina Ossona (1923-2005) junto a Renate Schottelius (1921-1998) y Maria Fux figuran como la primera generación que abre paso a la nueva danza en Argentina. En Chile, Andrée Haas (1908 -1981), introdujo una nueva forma de hacer y enseñar la danza, a través del método de Jacques Dalcroze y el estilo de Mary Wigman, y fue una de las impulsoras de la formación profesional de danza en la Universidad de Chile. Pina Bauch (Alemania) |
Guillermina Bravo (México)
|
En Bolivia, tenemos dos hitos y referentes importantes, en lo que se refiere a las pioneras de la danza contemporánea, por un lado Melo Tomsich (1948), en Cochabamba, que creó una escuela en esa ciudad a fines de la década del 70 y formó a importantes figuras de la danza en este país; y la alemana Karin Schmidt, en la ciudad de La Paz, que trajo a Bolivia y enseñó, en la década del 80, la técnica y tradición Humphrey-Limón, y fundó el primer grupo independiente de danza contemporánea "DragaDanza" de esta ciudad, junto a las bailarinas del Ballet Oficial (BO) Kathia Salazar y Tania Delgadillo, además de Noreen Guzmán de Rojas, por aquel entonces aún estudiante que ya mostraba su talento que más adelante tuviera brillo a nivel internacional; y otras bailarinas jóvenes como Ximena Muñoz, quien también continuara su carrera profesional, Katie Holford, Iberé Lorini y Amina Schmidt, estudiantes de la escuela privada de danza de Schmidt.
En América Latina, hay mucho por rescatar, sistematizar, investigar y reflexionar en lo que se refiere a la danza moderna y contemporánea de todos los países de este nuestro continente: sus orígenes, influencias, tradiciones, actualidad, entre otros aspectos, son materia fértil para abordar. Una institución de mucho valor que realiza esa tarea es el Centro Nacional, Documentación e Información de Investigación de la Danza José Limón, del Instituto Nacional de Bellas Artes de México, que dedica esfuerzo y recursos para este acometido.
Y como es natural en todas las artes, la danza no es cuestión únicamente de mujeres, revisaremos en las próximas entregas los aportes indispensables de maestros y coreógrafos que han nutrido y que nutren hoy en día este arte desde sus múltiples voces y estilos.
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