La Compañía se lució con Don Quijote, en el estreno de su temporada 2016
Mauricio Zenteno (Basilio) y Carolina Mercado (Kitri) Fotografía: Javier Ishino |
Carolina Mercado. Fotografía: Javier Ishino |
Una de las joyas del repertorio de la danza clásica, “Don
Quixote”, bajo la dirección y puesta en escena de Norma Quintana, tuvo la noche
del 27 en el Teatro “Michael Donohue” de la ciudad de La Paz, su primer
estreno, en la temporada que presenta
junto a su nuevo elenco de La Compañía, donde tanto las primeras
figuras, solistas, actores como cuerpo de baile, se lucieron no sólo por su
desempeño técnico sino además por su calidad interpretativa.
Con un reparto, elegido de manera cabal, donde cada rol
estuvo muy bien interpretado, tanto de bailarines como actores, un vestuario
sobrio y elegante, al igual que la escenografía, este grupo de artistas logró
cautivar al público, que supo apreciar y gozar de una obra de esta naturaleza y
con artistas de buen nivel.
Como parte de la Temporada, La Compañía continuará en el Teatro
Municipal Alberto Saavedra Pérez de esta ciudad el 30 y 31 de agosto y 1 de
septiembre; para seguir en una gira por Cochabamba el día 3 y concluir el 10 de
septiembre en Santa Cruz.
Es destacable mencionar que se trata de una iniciativa
independiente, que desde hace un par de años busca abrir un espacio para el
desempeño profesional de bailarines, con obras de repertorio clásico, que son
las que todo bailarín sueña interpretar, pero que escasas o ninguna oportunidad
tiene de hacerlo, en Bolivia, en el marco de una compañía profesional.
Como resultado de una cuidadosa selección, pudimos disfrutar
de un reparto de lujo con Carolina Mercado esta vez en el rol de Kitri, y a Mauricio Zenteno, estrenarse
en el papel de Basilio, mostrando
ambos una sólida técnica y una actuación impecable. De igual modo, muy bien
elegidos para los roles de Mercedes,
Truddy Murillo y Fabrizio Ferrufino como Espada,
nos brindaron todo su seductor encanto y su calidad técnica. Paulette Machicao, que hará tour de roles con Mercado en las
siguientes presentaciones, también mostró su talento, elegancia y sólida
técnica en el papel de Dulcinea. Es
justo también destacar la actuación de Steffi Soria Galvarro, Sarah Revollo y
Fernanda Arteaga quienes mostraron sus destrezas y buen nivel.
Y el cuerpo de baile, asimismo se reveló mostrando
consistencia, gracias a la participación
de las solistas antes mencionadas, sumadas al desempeño de Paola Arévalo,
Camila Brukner, Adriana Burke, Katherina Reghfeld, Adriana Ruiz, Sharon Mercado
y Azul Leonardini, donde varias de las cuales interpretarán en las siguientes
funciones, también roles de solistas. En el primer acto, la aparición de los
Toreros mostró brío y presencia.
En el segundo acto, la participación de Milena Tejada artista
invitada para desempeñar el rol de Reina
Gitana, le dio un toque particular a esta escena que la Directora eligió
para destacar el estilo aflamencado de la bailaora que se lució especialmente
por el manejo sensual como delicado de brazos y manos. Acompañó a esta bailaora, Álvaro Murillo, con
una actuación sobria y una buena caracterización.
Otro acierto de Quintana fue la elección de los actores
Alfonzo Ugarte que hizo de Don Quijote,
Gonzalo Escóbar como Sancho Panza, Jesús Rojas como Lorenzo; y Tito Soria Galvarro, actor y bailarín, en el rol de Gamache, aportaron grandemente a la
puesta en escena.
Aportes fundamentales
en esta aventura contra “los molinos de viento”
Es importante destacar la contribución de Sandra Boulanger,
otrora bailarina solista de importantes compañías de Francia y Chile, así como
de Magaly Rodríguez, maestra cubana quien con una importante formación en
técnica y metodología de ballet, viene aportando en la formación de las jóvenes
generaciones de bailarines.
De Norma Quintana, corresponde resaltar -además de su
trayectoria en el campo de la danza en Bolivia, como primera bailarina el
Ballet Oficial y por largos años y formadora de varias generaciones de
bailarines- el hecho de haber tenido la iniciativa y la valentía de emprender
esta aventura compleja, y en un contexto no muy favorable, con el noble
propósito de mostrar que existen valores en danza en Bolivia a los que es
urgente y necesario brindar las oportunidades para su desarrollo artístico, de
manera sostenible. También ha demostrado que existen productores que apuestan y
creen que es posible luchar contra los “molinos de viento”. He ahí el reto que nos
plantea y que esperamos tenga eco, pues el público espera una larga vida para La
Compañía.
Breves apuntes de la
obra y su coreógrafo
La coreografía original que le pertenece a Marius Petipa,
llamado “padre del ballet clásico”, con música de Ludwing Minkus, se
caracteriza por el rigor técnico, elegancia y utilización de una rica variedad de
medios expresivos que están presentes en las obras de este coreógrafo francés
del siglo XIX, quien según historiadores de la danza y el ballet, “marcó un
hito en la danza al explotar al máximo las características anatómicas y
enérgicas en hombres y mujeres”.
Otra de las características presentes en las creaciones de Petipa,
que vivió en Rusia pero realizó viajes por varios países del mundo, es la
incorporación de elementos culturales de éstos en sus obras, como por ejemplo
en Don Quijote y Paquita, inspirados en las danzas españolas. Se conoce que creó al menos unos 55 ballets
basados en cuentos de hadas, leyendas griegas y danzas tradicionales de otros
países. De allí deviene las danzas demi-caractére, donde están presentes personajes pintorescos
del pueblo, como sucede en el primer y segundo acto de Don Quijote, con bailes
regionales como la Jota, la presencia de los gitanos, entre otros elementos.
Y por supuesto, están
presentes los personajes de cuentos de hadas como las Driades, que en varios
de sus ballets fueron motivo de inspiración. Pero ya en el tercer acto, con un
alto grado de purismo y elegancia, que se expresa en el Grand Pas de Deux,
donde tanto para el hombre como la mujer representa un reto desde el punto de
vista técnico como estilístico, pone ese su sello inconfundible de búsqueda de
perfección.
Es así que para
lograr interpretar este ballet, hace falta no sólo contar con destreza técnica,
sino también el artista debe trabajar la expresividad para dar la autenticidad
a los personajes. Esa armonía es lo que en toda obra se busca, de modo que el
espectador sea capaz de percibir el verdadero espíritu de la danza.
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