La danza y los cuerpos, los grandes pretextos para hablar de la belleza del ser humano a través de la fotografía
Fotografía, gentileza de Isabel Muñoz |
Entrevista a la fotógrafa española Isabel Muñoz, durante su visita a La Paz, Bolivia, en noviembre de 2012
Isabel Muñoz, fotógrafa (Barcelona, 1951) que
encuentra en la danza y los cuerpos los grandes pretextos para hablar de la
belleza del ser humano, está de vuelta en Bolivia, y su retorno se debe a que
encontró en este país un nuevo motivo y una nueva inspiración: la magia de la
cultura popular, pero sobre todo “la generosidad y la dignidad” de su gente,
como ella misma lo expresa, así como su deseo de continuar explorando en
imágenes que le sugieren los cuerpos.
Isabel visitó Bolivia por primera vez el
mes de mayo pasado, invitada por el Centro Cultural de España en La Paz para
exponer su serie “La Bestia”, una colección que retrata la cruda realidad que
viven cientos de emigrantes clandestinos centroamericanos y mexicanos que se
dirigen a los Estados Unidos buscando “una vida mejor”.
Esta fotógrafa posee una sensibilidad
sorprendente y dialogar con ella es una experiencia particular, pues emana de
su ser una desbordante vitalidad y pasión por lo que hace.
En este diálogo con Isabel Muñoz, conversamos sobre los motivos que trajeron de
regreso a Bolivia, sus proyectos futuros y sobre todo sobre la danza y los
cuerpos, que no dejan nunca de sorprenderla, pues escudriña y encuentra en cada
ser humano la dignidad y la belleza interior que muchas veces parece estar
dormida.
Tania
Delgadillo (TD): ¿Cuéntanos qué te motivó a volver a Bolivia?
Isabel
Muñoz (IM):
Me
enamoré del país, me enamoré de la gente. Yo llegué en mayo, por primera vez,
por un tema de una exposición y por invitación de la Casa de España. Fue de
esos regalos que te da la vida. Yo nunca me habría esperado todo esto.
Para mí,
Bolivia era como la gran desconocida, de no haber sido por la exposición que
tuve en mayo y que me trajo a este país, yo nunca la habría descubierto.
Una de las cosas que me apetece es
mostrar al mundo esta joya que se llama Bolivia.
Yo
creo en el destino y me dejo llevar por la intuición. Por ejemplo, estaba
realizando un proyecto que me interesa muchísimo en la India, pero de pronto lo
interrumpí por un momento para venir acá.
Ahora,
vine para emprender un trabajo que tiene que ver con hacer un retrato de la
sociedad boliviana a través de la costumbre de “las ñatitas”. Pues cuando vine
para la exposición no me esperaba este país tan maravilloso, que ha sabido preservar
sus costumbres con mucha dignidad, sobre todo en un momento en que creo que el
mundo lo necesita, pues se ha demostrado y
sabemos que si no somos capaces de preservar nuestras raíces, no somos
nadie.
Y por
otro lado, he fotografiado a las cholitas luchadoras. Quizá parezca un tema
algo más light, pero la intención mía fue retratar la fuerza de la mujer.
Pues
veo en ellas (en las cholitas luchadoras) la fuerza de la mujer boliviana, y lo
que quiero sacar con esas imágenes es precisamente eso, la fuerza de la mujer.
Porque yo creo que es la mujer la que levanta, y puede estar visible o invisible,
pero la mujer es la que levanta, y esta es una forma de contar esa su fuerza.
“El día que no me emocione, no podré
contar”
Isabel Muñoz, es una artista exquisita,
entregada totalmente al instante que le brinda estar detrás de una cámara, va
al encuentro de la persona que está fotografiando. Busca llegar a su misma
esencia, porque sus obras no son un mero registro de la realidad, son el
resultado de una búsqueda interior, de la belleza, y de la necesidad de
compartir la dignidad, la sensualidad y la pasión que encuentra en cada ser.
Ese su deseo de contar, lo hace, también con la más pura pasión.
A mi
me gusta hablar de la belleza de los sentimientos, de la sensualidad, de la
generosidad, dice Isabel al tiempo que todo su
cuerpo, con una expresividad única, desborda una energía que muestra la pasión
por aquello que hace, y que es algo que la caracteriza de manera singular, pues
Isabel Muñoz es eso: es energía pura, es fuego, es pasión.
El
día que yo no me emocione, yo no podré contar, pues lo que hacemos tanto tú
como yo es contar, porque nos gusta contar y compartir. Todo pasa por esa
actitud. A mi me habría encantado poderme expresar, por ejemplo, con la riqueza
que te da la palabra, pero he encontrado en la fotografía ese medio con el que
puedo contar una multitud de cosas.
Isabel indaga en la magia de los
cuerpos y el movimiento
Durante los últimos años, sus primordiales
motivaciones han sido indagar sobre la magia de los cuerpos, el movimiento y
por supuesto sobre la danza, un arte que le apasiona particularmente. Isabel tiene
en sus genes y su memoria a una bailarina que habita en su cuerpo. Así, es
capaz de reconocer a otro u otra bailarina con tan sólo mirarla, confiesa.
Entre sus principales series relacionadas
con la danza, que son el resultado de los innumerables viajes, figuran: Tango, Flamenco, Danzas Orientales y
otras que se relacionan, además, con vivencias y aspectos más sociales, entre
ellas: Camboya, Turquía, Etiopía, Kurdistán y México.
TD.
Me cuentas que encuentras en la danza y los cuerpos, los grandes pretextos para
hablar de la belleza, ¿De dónde nace esa tu pasión por la danza?
IM: A través de la danza
podemos hablar de cómo somos. Yo creo, y lo he ido constatando, a través de los
años y de mis viajes por el mundo, que la danza no tiene fronteras y que además
naces bailando y mueres bailando. Yo creo que algún día nos estaremos dando
cuenta de la importancia de la genética en el individuo. Yo creo que naces a la
danza, que hay algo en la persona que hace que dance. Yo reconozco a la persona
que baila - y lo he hecho hasta en un aeropuerto-, por ejemplo: me acerco a una
persona y le pregunto "¿Usted ha bailado?" y efectivamente, es como
si hubiera una energía, un algo especial en esa persona.
Así fue el encuentro con Isabel, apenas nos
miramos nos reconocimos. Una energía particular
emergía de nuestros cuerpos, era el hado de la danza, la “memoria de la
sangre”, como decía Martha Graham,
bailarina y revolucionaria del siglo XX: “Todos los seremos humanos, pero en
especial los bailarines, con su cuerpo y su vida en constante estimulación,
tenemos una memoria de sangre que nos habla…”.
TD:
La danza y el movimiento te atrapan, ¿de ahí nace tu pasión por fijar tu atención
en los cuerpos?
IM: Así es, y te digo, no vas a
poder dejar de bailar nunca, como yo no lo podré dejar la danza. Lo que pasa es
que el cuerpo es el libro de lo que nosotros somos. A mí lo que me interesa es
hablar del ser humano y he encontrado en la danza y en el cuerpo ese pretexto,
porque lo que realmente me interesa son las personas y la dignidad del ser
humano. Yo creo que en el ser humano. Hay que buscar esa belleza, porque hasta
en nuestras partes más oscuras hay belleza.
La entrevista con Isabel, se dio en uno de
los patios del Museo de Etnografía y Folklore de La Paz, donde con el apoyo de
su director Ramiro Molina, viene realizando una investigación y registro de algunas
de las festividades, objetos y tradiciones populares de Bolivia, y de manera
paralela, llevada por su inagotable espíritu de artista, planea nuevos
proyectos artísticos inspirados en Bolivia.
TD:
¿Qué experiencias y qué oportunidades te ha brindado Bolivia para tu arte?
IM: Poder crear y descontextualizar un poco estos objetos maravillosos [refiriéndose a las máscaras]
y pasar de esas imágenes que ya tenemos vistas y vistas, para hacer el intento
de jugar un poco con la fantasía y hacer arte contemporáneo.
En
estos momentos me siento privilegiada. Estoy metida en un mundo mágico, porque
tengo la oportunidad de trabajar con
máscaras auténticas, a las que he tenido acceso gracias a Ramiro Molina, así
como he tenido la oportunidad también de trabajar con algunos bailarines. Este
es un proyecto que está naciendo. Yo creo en las energías que de ellas se
desprenden [de las máscaras]. Y creo en todas las energías que los bailarines sienten de una forma
especial, al igual que tienen una conciencia especial de su cuerpo. Cada vez
que se ponen una máscara ellos empiezan a sentir, y no sabes si es el bailarín
o si es la máscara la que se expresa. Aquí se ve la dignidad y la generosidad de los
bailarines, cómo se entregan, pues necesitas que se entreguen. Creo, también,
que la imagen la termina la persona que la ve.
Tiene que haber esa complicidad, ese instante de magia.
Confieso
que me habéis pillado en un momento en el que no podía ser más feliz, porque
para mí en estos momentos sólo existe Bolivia, su magia y lo mejor que tiene,
que es su gente. Para mi es un privilegio.
Fotografía, gentileza de Isabel Muñoz |
Isabel Muñoz ha recibido innumerables
premios y reconocimientos a los largo de su carrera. Entre ellos, por ejemplo
ha sido galardonada con la medalla de Oro en la Bienal de Alejandría, 1999; el
Premio Bartolomé Ros en Photo España 2009, al conjunto de su obra, y ha
recibido la medalla de oro al Mérito en las Bellas Artes el mismo año. Ha
obtenido dos premios World Press Photo: el segundo premio de "The Arts
Stories" en la 43ª Edición del World Press Photo por "Chines Martial
Arts Training" y el 3º Premio "Portraits Stories" en la 48ª
Edición del World Press Photo por "The Surma people of Etiopia",
entre otros.
Entre sus exposiciones individuales
destacan las realizadas en el Centro Cultural de la Villa de Madrid (2006), el
Museo Nacional de Bellas Artes de La Habana (2006) y la Casa de América de
Madrid (2007), entre otras.
Se han editado múltiples libros sobre su
obra, entre los que destacan Parade Nuptiale; María Ilusión; Figures Sans
Visages (Figuras sin cara); Rome, l’invention du Barroque (Roma, la invención
del Barroco) e Isabel Muñoz, en la colección PhotoBolsillo, entre otros.
La entrevista fue publicada el 25 de noviembre de 2012, en el Suplemento cultural Tendencias de La Razón.
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La entrevista fue publicada el 25 de noviembre de 2012, en el Suplemento cultural Tendencias de La Razón.
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